¿Qué es el Ana Ana?

Monday, 17 August 2009 23:08 Javier Albinarrate
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Ver nota original del diario ABC de Paraguay

Ana-Ana

por Mabel Rehnfeldt

Hará unos 15 años tropecé con una palabreja desconocida para mí, pero había sido que conocida y practicada con mucho entusiasmo por algunos adeptos vinculados a gremios de la salud. Una de las cosas que hacen que la palabra sea desconocida por el vulgo es que sus “fans” la mencionan en voz baja y la muy astuta circula en secreto pero con gran entusiasmo entre sus seguidores: el “Ana-Ana”.

Ana-Ana significa en lenguaje lunfardo “en mitades”. Un pedazo para vos, otro para mí. Un porcentaje para vos, otro para mí. Aunque la idiota palabreja no aparezca en ningún diccionario -poquísimas referencias en Internet-, la calificación es reconocida en el mundo de la salud, donde muchísimos la practican con fervor para delicia de sus bolsillos y para desplume de los enfermos. Son los porcentajes de dinero que se pasan algunos profesionales y empresas por derivar pacientes, por recomendar remedios de algunos laboratorios, por sugerir usar una clínica y no otra, por aconsejar un sello y no otro. Son las “propinas” que pagan unos porque otros direccionan compra de insumos o servicios.

El día que me topeté con este engendro de palabra, un solo médico, un buen hombre -hecho y derecho como él solo, de reconocida autoridad moral-, se animó a dar la cara y confirmar la existencia del “Ana-Ana”. El hecho le valió grandes críticas de varios de sus colegas, tantas que hoy día ya ni lo voy a nombrar porque es fácil comprobar que su denuncia no valió la pena: lo que antes circulaba con cierta timidez, hoy funciona con gran entusiasmo y agresividad en el mercado.

Médicos de distintas especialidades entre sí, algunos doctores y laboratorios, algunos farmacéuticos y médicos, algunos seguros médicos con profesionales, algunas clínicas de estudios con doctores, sanatorios y médicos, centros de estudios especializados, sanatorios y otros pagan “propinas” por derivar pacientes, por hacer que se compren “X” marcas de remedios, “X” clases de insumos hospitalarios, “X” tipos de vacunas, prótesis, gotas, jarabes, pastillas, sueros, guantes, catéteres. Lo que sea.

En la semana que pasó, dos eventos me volvieron a recordar el Ana-Ana: la carta que el prestigioso cardiólogo argentino René Favaloro dejó escrita antes de suicidarse, donde protesta el hecho de que el Estado no les pagaba deudas a su hospital porque ellos se negaban a pagar sobornos, y que sus colegas no le derivaban pacientes porque él no toleraba el “Ana-Ana”: “Si hubiéramos aceptado las condiciones imperantes por la corrupción del sistema (que se ha ido incrementando en estos últimos años) deberíamos tener 100 camas más. No daríamos abasto para atender toda la demanda. El que quiera negar que todo esto es cierto, que acepte que rija en la Argentina el principio fundamental de la libre elección del médico, lo que terminaría con los acomodados de turno. Lo mismo ocurre con los pacientes privados (incluyendo los de la medicina prepaga). El médico que envía a estos pacientes por el famoso “Ana-Ana” sabe, espera recibir una jugosa participación del cirujano” (sic).

Lo segundo que me recordó el Ana-Ana son las graves denuncias que ha estado sacando nuestro diario sobre los laboratorios grandes y pequeños. Ignorar la rosca y el poder fáctico de los grandes sería una ingenuidad rayana en la complicidad. Y desconocer la irresponsabilidad con la que operan pequeños laboratorios sin tecnología, sin cuidados básicos, que deberían estar cerrados por no reunir las más mínimas condiciones para fabricar medicamentos, es igual o más criminal que lo primero.

Usted, ¿pondría la mano en el fuego por TODOS los medicamentos que se están fabricando en Paraguay, algunos de ellos salidos de verdaderas taperas, pero que gracias al Ana-Ana siguen tan campantes?

Favaloro tenía razón.

1 de Agosto de 2009 22:07

Last Updated on Wednesday, 03 August 2011 02:57